Los Hombres Son Como Waffles, Las Mujeres Como Espaguetis
Los Hombres Son Como Waffles, Las Mujeres Como Espaguetis

Los Hombres Son Como Waffles, Las Mujeres Como Espaguetis [Libro Bolsillo]

Entiende y deleítate en tus diferencias

(Autor)
 
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¡Desayuno, comida o cena, usted y su cónyuge son deliciosamente diferentes! Es posible exagerar las diferencias entre hombres y mujeres, pero también es posible cometer el error opuesto. Si quiere tener relaciones que enriquezcan su vida en lugar de dejarlo exhausto, nos parece que el punto de partida consiste en entender la singularidad que cada género aporta a la relación.

 

[Dicen los autores]: Así que, ¿cómo va a entender usted las diferencias entre hombres y mujeres? A nosotros nos gusta pensar en ellas de esta manera: los hombres son como waffles, las mujeres son como espaguetis. Al principio esto puede sonar tonto, hasta infantil, pero síganos la corriente. Es una figura que tiene sentido, y los hombres “la captan” (porque tiene que ver con comida).

 

Al leer este libro quedará expuesto o expuesta a las diferencias más importantes entre usted y su esposo o esposa. Encontrará historias graciosas y bromas. Esperamos que se ría con nosotros, porque una de las mejores maneras de quebrar la tensión que existe en la batalla de los sexos es desarrollar un buen sentido del humor. Por sobre todo, esperamos que obtenga una nueva percepción de su pareja y desarrolle habilidades que le hagan agradecer que los hombres sean como waffles y las mujeres como espaguetis.
ISBN: 9780311470235
Editorial: Mundo Hispano
Referencia de producto: 3277
Dimensiones: 130 x 170 x 10 mm
Peso: 0,220kg
Encuadernación: Tapa Suave
Número de páginas: 288
Fecha de lanzamiento: 01.05.2011
Idioma: Español

Contenido del libro

Contenido
1 ¿Cuál es la diferencia? Necesitamos vernos tal cual somos
2 Los waffles y las espaguetis comunicándose. No recalienten la comunicación
3 Los waffles y las espaguetis descansando. Lugares remotos y controles remotos
4 Los waffles y las espaguetis enamorados. Preparándose para el plato principal
5 Los waffles y las espaguetis en el dormitorio. Azúcar y especias
6 Los waffles y las espaguetis en conflicto. Waffles calientes y salsa de tomate en ebullición
7 Los waffles y las espaguetis logran cosas juntos. La receta para el éxito
8 Los waffles y las espaguetis en casa. Quién hace qué, dónde y cuándo
9 Los waffles y las espaguetis como padres. Principios básicos para buenos waffles y buena pasta
10 Los waffles y las espaguetis satisfacen sus necesidades mutuamente ¿Salsa o jalea?
Preguntas para la discusión (página 247)
Preguntas para la comunicación en pareja (página 269)

Capítulo de Muestra

Base bíblica del libro:“Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó”. Génesis 1:27
“Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios”. Romanos 15:7, NVI

Los hombres son como waffles
Lo que queremos decir con esto es que los hombres procesan la vida “en cajas”. Si observa un waffle, verá una colección de cuadros como cajas, divididos por pequeñas paredes. Los cuadros están separados unos de otros y podrían ser algo así como cómodos recipientes. Es así como la mayoría de los hombres procesan la vida. Nuestro pensamiento se divide en cajas que tienen espacio para un tema, y solamente uno. El hombre común y corriente vive en una de estas cajas por vez, solamente en una. Esa es la razón por la que cuando está haciendo algo se lo ve como si estuviera en trance y puede ignorar todo lo que ocurre a su alrededor.

Los sociólogos le llaman a esto “compartimentalizar”; es decir, colocar la vida y las responsabilidades en diferentes compartimentos. Como resultado, los hombres son por naturaleza “solucionadores” de problemas. Entran a una caja, determinan cuál es el “problema” y formulan una solución. En sus carreras laborales consideran qué es lo que hará falta para obtener el éxito y se concentran en ello. Cuando se comunican averiguan cuál es la conclusión a la que hay que llegar y se dirigen a ella lo antes posible. Al tomar decisiones buscan un concepto que los convenza y lo aplican con tanta frecuencia como les sea posible. Un hombre organizará estratégicamente su vida en cajas y entonces pasará la mayoría de su tiempo en las cajas en las que puede triunfar.

Por ejemplo, un hombre cuya carrera manifiesta la posibilidad de obtener el éxito pasará más y más tiempo en su trabajo a expensas de otras prioridades. Con respecto a la comunicación, los hombres también la enfocan hacia el “éxito”. Si creen que puede ser productivo hablar con sus esposas y pueden obtener un resultado deseable, se sentirán muy motivados a conversar. Si, por el contrario, la conversación parece no tener sentido para ellos o descubren que les resulta imposible entender a sus esposas, pierden la motivación y se encierran en el silencio. Por eso los hombres salen con comentarios como: “¿Tiene algún sentido esta conversación? ¿Esta charla nos conduce a algo? ¿Podrías hacer el favor de ir directamente a lo que quieres decir?”.

Estas declaraciones surgen de la frustración de un hombre que no sabe cómo hacer que la conversación con su esposa sea provechosa. Si un hombre encuentra algo que hace bien, eso lo hará sentirse bien consigo mismo y con su vida. Dado que los hombres son buenos con las actividades mecánicas y espaciales, se involucran emocionalmente con la construcción, las reparaciones y las actividades que implican perseguir o atrapar. Por ejemplo, la computadora deja de ser una herramienta de trabajo y se convierte en un instrumento para la educación, el entretenimiento, y hasta un amigo íntimo. Como el hombre sabe lo que obtendrá de su computadora, pasará más y más tiempo delante del teclado, mientras le dedica cada vez menos tiempo a las actividades cara a cara con su esposa, hijos o con otras personas. La pura verdad acerca de los hombres es esta: se sienten mejor consigo mismos cuando están resolviendo problemas. Por tanto, pasan la mayoría de su tiempo haciendo aquello que saben hacer bien mientras tratan de ignorar las cosas que les hacen sentir deficientes.

Las mujeres son como espaguetis

En contraste con la forma masculina de enfrentar las cosas como waffles, las mujeres procesan la vida como un plato de pasta. Si mira a un plato de espaguetis notará que hay un montón de fideos en contacto unos con otros. Si intentara seguir el trayecto de un fideo en el plato entraría en contacto con muchos otros, y hasta podría pasar de uno a otro sin dificultades. Esa es la manera en que las mujeres encaran la vida. Cada pensamiento y asunto está de alguna manera conectado con cada uno de los demás pensamientos y asuntos. La vida es mucho más un proceso para las mujeres de lo que lo es para los hombres. Por eso las mujeres funcionan mejor [diferente] que los hombres atendiendo varias tareas al mismo tiempo: pueden hablar por teléfono, preparar la comida, hacer una lista de compras, elaborar la agenda para la reunión de negocios del día siguiente, darles instrucciones a sus hijos que están saliendo a jugar, y cerrar la puerta con el pie sin pestañear. Dado que todos sus pensamientos, emociones y convicciones están conectados, ella es capaz de procesar más información y seguirle el rastro a más actividades. Como resultado, la mayoría de las mujeres viven procurando encontrar la conexión de toda su vida. Solucionan problemas, pero desde una perspectiva muy diferente a la de los hombres. Para las mujeres el solucionar rápidamente un problema cuando los aspectos involucrados en la discusión no tienen conexión unos con otros es un acto de negación. Por eso las mujeres sienten constantemente la necesidad de hablar las cosas. En la conversación ellas pueden encontrar la conexión entre los aspectos lógicos, emocionales y espirituales del asunto. Los vínculos entre los diferentes aspectos del tema les surgen naturalmente, por lo que la conversación no les requiere esfuerzo. Si logran conectar todos esos aspectos, la respuesta a la pregunta que haya en el momento surge a la superficie y se la acepta rápidamente. Esto muchas veces crea mucho desgaste para las parejas, porque mientras ella está haciendo todas las conexiones, él va saltando desesperadamente de una caja a la otra tratando de seguirle el ritmo de la conversación. El hombre ya se encuentra mareado cuando siente que una creciente marea de información lo empieza a tragar. Cuando termina, ella se siente mejor, pero él se siente abrumado.

Puede que la conversación se vea más o menos así:
Juana llega a casa y dice: “Querido, ¿cómo te fue hoy? A mi me fue bien. Acabamos de decidir hacer una nueva ala educativa para la universidad, y me pidieron que supervisara el presupuesto. No sabes lo bien que me hizo sentir que no me dejaran de lado por ser mujer. Ya sabes que por décadas las mujeres están tratando de encontrar un lugar en la sociedad, y es bueno ver todo el progreso que hemos hecho. Me parece hermoso que tú trates a las mujeres de tu trabajo con tanto respeto. Nuestra hija es muy afortunada de que tú seas su papá. ¿Te acordaste de que Susy tiene un partido de fútbol esta noche? Creo que es importante que vayamos, porque los Rodríguez van a estar allí, y realmente quiero que los conozcas. Susy y Beatriz están haciéndose muy amigas, y creo que es importante que conozcamos también a sus padres”. Mientras Juana está desarrollando esta conversación, Daniel se va perdiendo. No tiene idea de qué tiene que ver el presupuesto de la universidad con el partido de fútbol que su hija tiene esa noche y la necesidad de tener una amistad con los Rodríguez. Admira la capacidad que tiene ella para conectar pensamientos aparentemente no relacionados, pero simplemente no puede comprender cómo es que ella lo hace.

Diseñados de manera diferente
Sin embargo, las diferencias no se limitan a la conversación. A medida que se acumula más investigación al respecto, va quedando cada vez más en evidencia que Dios hizo a los hombres diferentes de las mujeres en varios aspectos. Piensan de manera diferente, procesan las emociones de diferente manera, la forma en la que toman las decisiones es diferente, y también su forma de aprender es diferente. Y aún así, los hombres y las mujeres se complementan uno al otro de una manera tan hermosa que una relación sana hace que ambos miembros de la pareja estén todavía más completos. Considere las siguientes maneras en que las investigaciones modernas han destacado nuestra singularidad. Las diferencias comienzan en la estructura física del cerebro. “Las investigaciones actuales confirman que los cerebros de los hombres y las mujeres son sutilmente diferentes… Por ejemplo, hay estudios que demuestran que los cerebros humanos masculinos son, en promedio, aproximadamente un diez por ciento más grandes que los femeninos. Sin embargo, ciertas áreas del cerebro femenino contienen más células nerviosas”.
Las diferencias se extienden entonces a la manera en que opera el cerebro.

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