El acierto de esta obra radica precisamente en su enfoque, distinto al de la mayor parte de comentaristas dentro del mundo evangélico de habla española.
Cuestionando la idea generalmente eceptada de que la mayor parte de interpretaciones clásicas del Apocalipsis, en especial las de corte dispensacionalista, estén fundamentadas en "una inmejoreable exégesis", como tan a menudo se pretende, el autor parte de la base de que muchas de estas interpretaciones constituyen un intento de actualizar la revelación recibida de Dios dentro del marco de situaciones políticas y sociológicas determinadas.