Nadie es inmune al temor, el miedo asedia al débil y al poderoso, al joven y al viejo, el temor es el gran nivelador y afecta nuestro sentido de seguridad.
Para muchas personas, la preocupación, ansiedad y miedo son compañeros constantes: miedo a la muerte, miedo al peligro, miedo a la enfermedad. A menudo estos miedos son agobiantes, nos impide la vida que Dios nos ha llamado a vivir.
“...Nuestro mayor temor es el ‘podría’ condicional: la amenaza de que podría ocurrir. El temor circula en el campo de la posibilidad. O incluso de la imposibilidad, porque el temor es el tirano de la imaginación. Se impone en nosotros desde las tinieblas, desde su espejo borroso del quizás.” Introducción
Pero dice el Dr. David Jeremiah que no tiene que ser de esa manera. Como cristianos, se nos ha dado todo lo que necesitamos para enfrentar los obstáculos más aterradores, inesperados y abrumadores en la vida. El autor identifica y explica la raíz de nueve temores nuestros, también analiza un temor en particular, el cual, debe ser esencial en nuestra vida cristiana: El temor reverente a Dios.
Este análisis nos ayuda a establecer el plan bíblico que nos ayudará a vivir con el propósito que Dios tiene para nuestras vida.