Contrario al amor humano, a menudo débil y temporal, el amor de Dios nunca falla, sin importar lo que suceda.
El amor de Dios por Su pueblo es perfecto, fiel y eterno. En 40 días de amor, Tripp resalta la manera en que Jesús —la expresión suprema del amor de Dios hacia el mundo— permanece a pesar de la injusticia, el rechazo y la persecución para que así los que confíen en Él puedan experimentar la perfecta justicia, aceptación y cuidado de Dios. A través de estas 40 meditaciones, Tripp nos recuerda que el amor de Dios está siempre disponible para nosotros, aun en medio de nuestras circunstancias más oscuras y difíciles.