¿Cuántas veces un amigo con el que nos encontramos nos saludó con un ‘Cómo estás’? Casi siempre nuestra respuesta automática es ‘Bien, gracias’, no importa si es o no cierto. En los servicios de la iglesia solemos proclamar que ‘Dios es siempre bueno… siempre bueno’, pero con frecuencia hay momentos en los que sentimos que la vida no es justa y le preguntamos a Dios ‘¿Por qué?’.
Las canciones motivadoras y los testimonios victoriosos de las reuniones en la iglesia no evocan nuestras experiencias de sufrimiento y adversidad. Es decir, en las comunidades cristianas casi nunca hay lugar para experiencias de ‘no estar bien’. Esto es especialmente cierto para los pastores y los líderes, de quienes se espera que sean fuertes y que estén bien en todo momento.
Sin embargo, los Salmos de lamentación en la Biblia pintan un cuadro muy diferente sobre la comprensión de la vida y la manera en que los seres humanos se expresan ante Dios. El autor de este libro recurre a las Escrituras para enseñarnos que en la presencia de Dios hay lugar para ‘no estar bien’ y que nuestras experiencias negativas no tienen por qué ser ignoradas; nos desafía a enfrentar nuestras luchas y preguntas, en lugar de negarlas. Lo que es más importante, el autor nos invita a presentar todo nuestro ser en la presencia de Dios y de nuestra comunidad de fe porque cuando nos abrimos, crecemos en comunión con Dios y en nuestra relación de unos con otros. Muy útil para predicadores, pastores y líderes cristianos en general.