“…Porque el Señor es todo ternura y compasión”, Santiago 5:11 (CAS). ¡Qué maravillosa expresión! ¡Qué realidad tan reconfortante! Frente a la maldad de nuestro corazón Dios no se detiene, sino que desea quitar de en medio aquello que impide la comunión, la intimidad con él y su bendición. Como dijo un notable escritor del siglo XVII: “Ahogaré tus pecados en mi misericordia y derramaré todo lo que tengo, para que no se diga que mi bien ha sido vencido por tu mal”,
Este libro es una invitación a la pureza y a la santidad a fin de disfrutar del tesoro más grande: la presencia manifiesta de Dios.