Agustín de Hipona es un fenómeno único en la historia de la Iglesia cristiana, admirado y respetado por católicos y protestantes como el Campeón de la verdad, frente a los errores maniqueos, arrianos y pelagianos. Lutero, refiriéndose a los Padres de la Iglesia, dijo de Agustín: Me agrada más que todos los demás, porque enseñó una doctrina pura y sometió sus libros, con humildad cristiana, a la Sagrada Escritura.
Su influencia teológica y filosófica sigue vigente. Apela por igual a la razón, a las emociones y a la voluntad, y constituye una fuente clara a la que muchos recurren después de sentirse cansados de un cristianismo superficial. La sociedad postmoderna del siglo XXI plantea unas carencias morales y espirituales concretas que a la Iglesia corresponde llenar.
En este tomo se incluyen tres obras fundamentales de su producción literaria: La verdadera religión, en la que plantea la búsqueda de la verdad trascendente; La utilidad de creer, donde explica el asentimiento personal a la fe, y El Enquiridión: tratado de la fe, la esperanza y la caridad, que cubre los aspectos dogmáticos y morales de esa fe revelada.