El impacto causado por Jesús en nuestro mundo es altamente inconcebible, imposible de evitar, sumamente desconocido y decididamente cortante como espada de doble filo. Es inconcebible, a la luz de las graves limitaciones que tuvo durante su vida terrenal. Es imposible de evitar, debido a la amplitud que ha tenido ese impacto. Es sumamente desconocido, porque la historia no tiene la costumbre de relacionar entre sí los hechos puntuales. Y decididamente, es cortante como espada de doble filo, porque sus seguidores han causado incontables estragos, muchas veces en su nombre. Es el personaje más familiar de toda la historia y, sin embargo, es el hombre a quien nadie conoce. Su impacto en el mundo tiene unas proporciones inmensas, pero no tiene nada de accidental. Desde la Edad Media hasta la época postmoderna, Jesús es el Hombre que no está dispuesto a desaparecer. No obstante, es posible que no lo encontremos en las listas de nombres que nos presenta la historia, por numerosas razones. Tal vez la más obvia de todas sea la forma en que vivió. No defendió su movimiento con ruido ni con manifestaciones, como lo habría hecho un político o un líder militar que busca hacerse con el poder. No presentó su causa de tal manera que la historia tuviera que juzgar la manera de creer que ofrecía como superior en todos sus libros del futuro. Su vida y sus enseñanzas se limitaron sencillamente a atraer hacia él a la gente, para que lo siguiera.Hizo historia comenzando en un lugar humilde, con un espíritu de amor y aceptación, y dándoles a todas las personas la oportunidad de responderle tranquilamente. Su visión sobre la vida sigue persiguiendo y desafiando a la humanidad. Su influencia ha ido barriendo toda la historia, llevando inspiración a cuanto ha sucedido en el arte, la ciencia, el gobierno, la medicina y los estudios. Él ha sido quien nos ha enseñado a los humanos lo que son la dignidad, la compasión, el perdón y la esperanza.