Una de las características más importantes de nuestro ser es el deseo o la necesidad de relacionarnos ¿Qué se habrá propuesto Dios cuando incorporó esa necesidad en nosotros?
Dios no es un ser extraño sentado en un enorme trono, empujando con su dedo las estrellas que cuelgan del techo de su palacio. ¡No es así! A Él le encanta relacionarse. Nos creó para eso, y está realmente interesado en que seas su amigo.
Sólo tú puedes pararte en medio de tu situación, cualquiera sea, y hacer un alto para pedir al Señor del Universo que se convierta en tu amigo.