Los vecinos quedaron desconcertados cuando vieron a un montón de jóvenes vendiendo melones en plena vía pública. Golpeaban las puertas de las casas y ofrecian el producto que tenían a la vista.
Había entre ellos algunos con muy mala fama. Así que los vecinos se fueron alertando unos a otros. Es lo que tienen los barrios, todos se conocen y las historias no se olvidan. Uno de los más viejos llamó por teléfono a Anselmo.
-Pastor, ¿los robaron en la chacra?... porque aquí hay unos muchachos que andan vendiendo melones y dicen que son de allí...
-Si, Don Cardozo, algunos chicos son de la chacra y otros de la iglesia. lo que pasa es que tuvimos una producción grande de melones y no los pudimos colocar todos.
-Pero mire que varios de esos muchachos son peligrosos. Está el Igor y "el fatiga". ¡Esa gente es brava eh!
-Quédese tranquilo Cardozo. Los dos están en la chacra, están pasando por un buen proceso. ya no son lo que eran.
-Ah!... ¿son de la chacra también?
-Sí, son de acá, de la chacra de Jabes...
Cardozo hizo una mueca como que no entendía mucho, se despidio y colgó.
-¡Qué tendrá que ver melones con delincuentes!
No sabía lo que era Jabes ni porque estaban allí, sólo sabía lo que era una chacra.
Cuando probó los melones dijo:
-¡Tan rico ché!... pero me parece que los están vendiendo muy baratos...