Los seres humanos nos vemos permanentemente confrontados con cuestiones muy significativas que determinan nuestra posición y nuestra condición en el mundo. Enfrentamos una tensión constante entre lo visible y lo invisible, lo externo y lo interno, lo sensual y lo espiritual, lo temporal y lo eterno.
A través de las páginas de este libro, trataremos de comprender la visión impregnada de temporalidad que motivó al rey Salomón a escribir el libro de Eclesiastés, y cómo esta fue determinante para desarrollar un pensamiento infestado de frustración, desconcierto y desenfoque, no solo en cuanto a la vida, sino también en cuanto a Dios mismo.
Por el contrario, una visión impregnada de eternidad produjo, en el apóstol Pablo, una actitud diametralmente opuesta, que le permitió desarrollar una plena confianza en Dios, una seguridad absoluta en el diseño divino y una entrega total al propósito eterno del Padre.
Abandonar la visión impregnada de temporalidad y abrazar la visión colmada de eternidad hará toda la diferencia en nuestras vidas, y nos permitirá entrar a una dimensión gloriosa que no está sujeta a los cambios temporales y circunstanciales.
Te animo a descubrir, vivenciar y disfrutar tu nueva condición marcada por la celestialidad en la que hemos sido posicionados por la gracia de Dios en Cristo.