"Escatología" es un término griego que significa "tratado de las últimas cosas". La Escatología cristiana tiene, como el resto de la teología, un fondo viejotestamentario, ya que los escritores del Nuevo Testamento eran judíos, con una mentalidad semítica, según se echa de ver por los frecuentes hebraísmos. Ahora bien, los judíos dividían la historia de la humanidad en dos partes: "los primeros tiempos", que abarcan hasta la Venida del Mesías, con la que se inaugura el llamado "cumplimiento de los tiempos", y "los últimos tiempos", a partir de la Venida del Mesías, los cuales hablan de culminar en el acto final, en el que Dios juzgaría a la humanidad y bajaría el telón de la Historia.La Escatología suele dividirse en individual o particular, y colectiva o general.
La primera concierne a la suerte de cada individuo, y trata de responder a preguntas tan inquietantes como éstas: ¿Se acaba todo con la muerte? ¿Adónde voy a desembocar al final de mi vida en este mundo? ¿Qué hay reservado para mí al otro lado de la tumba? Se nos dice lacónicamente (aunque se ofrece únicamente como una comparación), que "está reservado a los hombres el morir una sola vez, y después de esto el juicio." La muerte marca así la divisoria, irreversible, para el individuo humano.Pero la salvación final del hombre entero coincide con la Segunda Venida de Cristo. De ahí, el énfasis que notamos en la culminación del Reino de Dios en la eternidad, y la suerte final de la humanidad.Una cosa es cierta para todo creyente maduro: Dios está en su trono, el Dios viviente tiene el control del Universo y, por discordantes que nos parezcan muchas de las cosas que suceden, sabemos que, así como un acorde de séptima dominante parece herir el tímpano de un buen músico y exige la transición a un acorde final perfecto, así también nuestro Dios pondrá, con el último gesto de su batuta omnipotentemente directora, un final justo y perfecto a la Historia de la humanidad: Su conducta quedará plenamente justificada, y Su nombre será total y universalmente glorificado.
Se habrá dado el "jaquemate" al mal, por mucho que el Maligno haya confiado en la estrategia, fríamente calculada, de sus jugadas.El verdadero creyente encuentra en la Biblia la respuesta a las dudas más tenaces y a las preguntas más inquietantes, atento a la palabra profética "como a una lámpara que alumbra en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero de la mañana alboree en nuestros corazones".