Un mensaje de esperanza, aderezado con un extraordinario sentido del humor. La autora, salió de cada uno de los eventos trágicos que golpearon a su familia con una filosofía cada vez más firme de que no podemos evitar el dolor en nuestra vida, pero que el dolor no tiene que significar infelicidad. Aunque está dirigido a mujeres, el libro puede ser leído por los varones, pues los principios sustentados son válidos para todos. Y vale la pena leerlo aunque solamente sea para divertirse.
La fuerza de este libro está en su realismo que reconoce dos cosas: Primera, que las tormentas en la vida son inevitables, y segunda, que de nuestra actitud ante la vida depende el sobrevivir y, aún más, ser enriquecidos. La autora afirma: “tal vez no siempre es tan sencillo, pero hay que empezar por algún lado a buscar la alegría y el gozo, y sé que se empieza con una actitud positiva.”