El dolor es inevitable pero el sentirse miserable es opcional. Un mensaje de esperanza, aderezado con un sentido de humor extraordinario.
Gran parte de la fuerza del libro está en su realismo que reconoce dos cosas: Primera, que las tormentas en la vida son inevitables, y segunda, que de nuestra actitud ante la vida depende el sobrevivir y, aún más, ser enriquecidos.