Durante tres horas permaneció sentado en el auto estacionado en el arcén de la carretera. - Dios, dime qué debo hacer. Obedeceré lo que me digas. Estoy preparado para obrar por fe y dispuesto a renunciar a todo lo que tengo. Señor; úsame para llegar a esos niños. Ellos están desesperados. Ayúdame a llevarles esperanza.
De niño, Charles vivió aterrorizado por un padre alcohólico y maltratador, y fue abandonado una y otra vez por su familia. Gracias a su fuerza de voluntad, este joven keniata logró sobrevivir, darse una educación y hallar esperanza en el evangelio, pudo encontrar un motivo para vivir y para perdonar.
Años después, convertido en un multimillonario y padre de ocho niños, vendió todos sus negocios para dedicarse a rescatar a los niños de la calle de Kenia. Desde 1989, Charles y su esposa Esther, han acogido a miles de niños a través de la fundación de la Familia de los niños Mully, poniendo de relieve el poder redentor de Dios en medio de las dificultades.