Las necesidades espirituales del mundo musulmán, largamente descuidadas por los misioneros cristianos, volvieron a llamar la atención del mundo cuando Samuel Zwemer se dedicó al avance del evangelio en Arabia. Fue una tarea tremenda, pero una promesa que el joven estadounidense mantuvo a pesar de la oposición, la dificultad y la muerte.
Zwemer fundó la Misión Árabe en Bahrein para servir a los musulmanes a través de la atención médica, la literatura cristiana y la predicación del evangelio.
Con un corazón ardiendo por los musulmanes, fue implacable en compartir una visión en todo el mundo, llamando a muchos a la acción. El legado de Zwemer de abrir una puerta cerrada durante mucho tiempo es un desafío para los cristianos de hoy, que nos inspira a amar y respetar a los musulmanes y a proclamar el nombre de Jesús en la patria del Islam. (1867-1952)