Cuando llegó a su hogar entró en tromba y le dio un gran abrazo a Catherine.
— ¡He encontrado mi destino! —exclamó—. He encontrado un lugar donde hay tantas personas miserables concentradas en un lugar tan pequeño que representa un trabajo digno de toda una vida.
Horrorizado por la pobreza y el sufrimiento existentes en la Inglaterra de la Revolución industrial, que la mayoría consideraban normal, William Booth dedicó su vida a llevar el evangelio a los marginados de la sociedad, personas que nunca entraban, ni eran bienvenidas en las iglesias. A los quince años de edad, William le entregó su vida a Dios por completo, y ni la resistencia de la iglesia o del gobierno, ni la falta de apoyo financiero, ni los ataques violentos de las turbas pudieron impedir que extendiera la luz del evangelio a lo largo de las calles de Inglaterra.
Hoy en día, el Ejército de Salvación del general William Booth dirige en todo el mundo miles de centros de servicios sociales y evangelísticos, y transforma incontables vidas con el amor de Dios y la audacia de sus convicciones.